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sábado, 30 de diciembre de 2017

"El Vaquerito": Capitán invencible de un Pelotón Suicida

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A 59 años de la caída en combate de Roberto Rodríguez,  bautizado en las montañas cubanas  por Fidel Castro y Celia Sánchez Manduley durante la epopeya  por el triunfo revolucionario, como "El Vaquerito", fue  recordado este  30 de diciembre por el pueblo de Morón, en la central provincia de Ciego de Ávila,  con un solemne  acto donde  se  dio a conocer una relatoría de  un combatiente  que  fue  historia y leyenda.

Ante la presencia de colectivos laborales  que en este municipio llevan el nombre del destacado combatiente, el escritor e investigador histórico Larry Morales Rodríguez, autor del libro  titulado El Jefe del Pelotón Suicida, narró cómo "El Vaquerito" se incorporó a las fuerzas rebelde  en  abril de 1957, para luchar contra  el régimen batistiano.



Consta en las páginas de la historia que Roberto llegó a la Sierra Maestra con otro compañero,  desarmado, sin zapatos, con una camisa  de cuadros. Después de una larga entrevista  con el Ché, Fidel Castro lo recibió. Entonces la mayor necesidad de los rebeldes, era el armamento, y  es por ello que Fidel lo primero que le preguntó fue  qué tipo de arma traía. La respuesta  fue negativa.

Sin pensarlo   Fidel se negó rotundamente a  aceptarlo en las filas  rebeldes y  argumentó que con las manos vacías no se podía enfrentar al enemigo y que el Movimiento 26  de Julio tenía órdenes muy precisas de no enviar a nadie sin armas.

"Comandante, le  dijo El Vaquerito, es que a nosotros no nos mandó nadie, vinimos por nuestra voluntad, y  usted no sabe los trabajos que hemos pasado durante más de un mes para llegar hasta  aquí".

Fidel escuchaba aquella explicación atentamente y en eso llegó Celia a interceder,   tratando de convencer al Comandante por qué debía quedarse en la Sierra, hasta que por fin, Fidel aceptó que permaneciera junto a ellos. De ahí en adelante le llamarían El Vaquerito por la boticas mexicanas que Celia le había regalado.

Cuentan que a partir de  aquel momento nacía un soldado de una revolución insospechada, miembro de la escuadra número 14  de la columna Uno  comandada  por Fidel, quien  no dormía aveces conversando con él, le hacía muchas preguntas, y cuando no tenía otras preguntas sobre la misión que había acabado de cumplir, le pedía que le contara   anécdotas de su vida pasada, y entonces El Vaquerito le decía que había sido vendedor de pulimentos de muebles que él mismo fabricaba y que  hacía esto y lo otro.

A Fidel le gustaba oírlo hablar porque era muy ameno en la conversación, además, muy simpático. Un día  El Vaquerito le dijo a Fidel que él quería cumplir una misión con un fusil al hombro, y el Comandante lo mando a que viera al Ché, y  éste  le dio un fusil.

Cuando El Vaquerito se enteró que el Ché  iba a salir de la Sierra a invadir el occidente, le  dijo que lo dejara ir  con él, y le pidió autorización a Fidel, ya que era miembro de  su columna. El Vaquerito le dijo muy seriamente que prefería combatir en las ciudades, porque veía más de cerca a los adversarios y los cuarteles, como en las películas..

En aquella conversación  surgió por vez primera el germen de lo que  sería  el Pelotón Suicida.

Frente  al conjunto escultórico que recuerda en la ciudad de Morón al destacado combatiente, fue colocada una ofrenda floral  en nombre del pueblo de este territorio, homenaje  donde también se entonaron canciones  revolucionarias.

Leonel Iparraguirre González













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