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lunes, 1 de enero de 2018
Apelando a la memoria: Aquel Primero de Enero
No se aparta de mi memoria aquel victorioso Primero de Enero de 1959. Fue un amanecer completamente diferente. Con los primeros claros del día un comentario circulaba en silencioso murmullo entre los vecinos: " la radio está diciendo que Batista huyó de Cuba". Sabía que algo estaba pasando, pues los mayores trataban el tema en voz muy baja y con cierta discreción trataban de que nosotros los muchachos no supiéramos los rumores por temor a que fuera incierta.
Por entonces, la vida en aquel campo, entre potreros, cañaverales y sembrados de cultivos varios no era fácil, debido a la represión de las fuerzas batistiana, que con mucha frecuencia recorrían el lugar, llegaban a las viviendas haciendo preguntas, con cierto tono amenazador, y por otro, a sus espaldas estaba el apoyo del vecindario al Movimiento 26 de Julio, colocando banderas rojinegras, o regando propaganda que decían "Aquí estuvieron los alzados".
A decir verdad y apelando a la memoria, los colores de la bandera del 26 prácticamente estaban extinguidos por aquella zona, por temor a una represalia de la guardia batistiana.
Mi corta edad no me permitía despejar lo que estaba sucediendo aquella mañana, cuando cerca de las 10, veo venir un grupo de vecinos con unas telas rojas y negras, cantando, bailando y dando vivas...
Me preguntaba, cómo si hasta ahora esa bandera no se podía sacar, ahora la traen en una especie de conga callejera?. Aquel grupo se detuvo frente a la casa dando vivas a Fidel Castro y recuerdo que con un pito de caña brava hacían sonar unas fuertes explosiones.. Eran la alegría por el triunfo de la Revolución.
Nos pusimos todos en función de aquella celebración y caminamos a pié cerca de tres kilómetros hasta llegar a las cuatro esquinas del poblado de Chambas, donde unos días antes la guardia batistiana había hecho de las suyas al asesinar vilmente al joven Rigoberto Pérez Carbó por considerarlo colaborador del movimiento revolucionario.
La calle estaba alborotada, con las congas de las parrandas de El Gallo y El Gavilán, había fuegos artificiales y a través de un altoparlante se decían consignas alegóricas a las tropas rebeldes. Desde una de las habitaciones del hotel Colón, dejaron colgar una foto de Fidel Castro y una bandera cubana, que todo el mundo miraban con profunda devoción. Era la primera ocasión que muchos, como yo, teníamos la oportunidad de ver una imagen de Fidel.
Queríamos ver a los barbudos luego de descender de la Sierra Maestra o del lomerío, pero no era posible todavía, poco tiempo después ya estaban con sus uniformes verdeolivo, sus cantimploras y fusiles al hombro saludando al pueblo que fervorosamente los recibía. Pude entonces constatar el reencuentro familiar con aquellos que un día abandonaron sus hogares para unirse a los barbudos, y luchar por la anhelada libertad.
Así de emocionante fue aquel Primero de Enero de 1959, una historia que ya cumple 59 años, llena de momentos extraordinarios y que el pueblo aplaude y defiende a toda costa.
(Leonel Iparraguirre G.)
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