
Aunque el poblado de Punta Alegre, localizado en el avileño municipio de Chambas, perdió prácticamente su configuración cuando el paso del huracán Irma, hace justamente nueve meses, nadie podía suponer que en tan corto tiempo se rescataran tantos valores que el fuerte viento, las olas del mar y la lluvia hicieron desaparecer en solo pocas horas.
Viviendas derrumbadas, techos que sobrevolaban, instalaciones económicas y sociales que se desplomaban, calles inundadas, empinadas torres quebrantadas por los fuertos vientos y un pueblo asombrado por aquel poderoso torrente que liquidaba una localidad de pescadores, de parrandas y tradiciones.
Eddy Rojas Pérez, reside en un lateral de la carretera Este número 63, muy cerca de la Unidad Pesquera Extractiva Miguel Angel Buchillón, cuenta que Punta Alegre tiene una nueva historia que narrar a partir de aquel 9 de septiembre de 2017, cuando Irma visitó ese lugar: " A medianoche algo chocaba contra las puertas y ventanas de la casa, pensábamos en los fuertes vientos del huracán, pero de repente se fraccionó la puerta tracera y penetraron al interior de la casa las fuertes olas del mar."

Los niveles del agua fueron subiendo y veíamos cómo los muebles de la casa flotaban que parecían embarcaciones que iban de un lado a otro con el batir de las olas en el interior de la vivienda.
Esta dramática situación hizo pensar que Punta Alegre desaparecería del mapa, pues fueron numerosas las afectaciones. Pero no tardó mucho tiempo la acción recuperativa, gracias a la asistencia que prestaron las máximas autoridades del país, para devolver a esa localidad la confianza de los moradores.
A la distancia que nos separa del cruce de tan demoledor fenómeno meteorológico no permite aún contemplar el mismo Punta Alegre de hace un tiempo atrás, pues muchas añejas instalaciones fueron dañadas y aún por ejemplo, no ha sido posible devolverle la fisonomía al emblemático hotel Siglo XX, a la cúpula de la iglesia católica, al centro naútico El Toletazo, ni tampoco a otras decadas construcciones que identificaban a ese lejano poblado avileño.
Sin embargo, instalaciones como escuelas, bodegas, consultorios médicos, centros económicos de interés, nuevas unidades comerciales y una zona residencial replanteada, con techos reconstruidos, otras en fase de ejecución y también soluciones temporales, son muestra palpable del resurgir de este poblado de hombres del mar.
Nancy Cancio, perdió la mayoría de sus pertenencias a partir de que su vivienda fue destruida por los fuertes azotes del huracán y finalmente por los embates de las olas del mar, pero poco a poco fue tramitando sus necesidades y en la actualidad agradece el apoyo recibido para resarcir los tantos daños.
Los días son de intenso quehacer en Punta Alegre, donde se aprecia un pueblo laborioso que se enfrasca en la reconstrucción de viviendas, en el mejoramiento de calles, aún fraccionadas con zanjas por donde todavía drenan las aguas que fluyen desde las alturas del lomerío.
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