Con la presencia del General de Ejército y líder de la Revolución, Raúl Castro Ruz, y del Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, concluye el Séptimo Periodo Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Durante el discurso de clausura, el mandatario cubano expresó que «vengo ante ustedes, máxima representación de nuestro pueblo, a cumplir con un mandato real, rendir cuentas e informar de mi gestión como Presidente de la República, partiendo de valoraciones de la situación actual de estos tiempos, los temas en los que hemos centrado nuestro trabajo y también sobre los temas a los cuales debemos dirigir los principales esfuerzos».
Destacó en su intervención el apoyo en las opiniones no solo de los diputados, sino también con las de la población, en las que se apoyarán para perfeccionar la gestión con la responsabilidad que impone ser un servidor público.
El mandatario se refirió al complejo contexto mundial y las crisis que se han agravado por los años de pandemia. En este punto hizo un análisis de las muertes y contagios por COVID-19 a escala global, señalando que «el real impacto está por conocerse, lo que nadie pone en duda es su elevado costo para la economía mundial».
Cuba, a pesar de estar dotada por la obra de justicia social de la Revolución y un sistema sanitario universal y gratuito capaz de disponer de potencialidades científicas, no ha podido escapar del golpe pandémico.
Desde el 2019 la economía ha transitado por condiciones excepcionales, los efectos combinados del recrudecimiento del bloqueo y el escalamiento de la pandemia provocaron que el país dejara de recibir más de 3 000 millones de dólares en ingresos.
Agregó que se han ejecutado significativos gastos en exceso al presupuesto para enfrentar la COVID-19, la protección de los trabajadores y la población en general. Todo ello, resaltó, ha limitado la capacidad de hacer frente a relaciones indispensables para sostener la oferta estatal, fundamentalmente de alimentos, medicamentos, así como los que demanda para su estabilidad el sistema electroenergético nacional, una difícil situación que provoca malestar e insatisfacción en la población.
«Tan solo en servicio de Salud y material gastable de atención a la COVID-19 se invirtieron unos 300 millones de dólares, mientras que los recursos para la operación y mantenimiento del sistema electroenergético nacional demandan, como mínimo, 250 millones de dólares por año».
El Presidente cubano manifestó que no haber ejecutado oportunamente los mantenimientos y no poder adquirir los recursos imprescindibles para la garantía del servicio, provocaron los molestos apagones que se han dado desde junio.
Aunque no han desaparecido las limitaciones, añadió, existe la disponibilidad de combustible y se destinó –en muy difíciles condiciones para aprobarlo– un financiamiento que permitirá, antes de concluir el año, recuperar 608 megawatts de potencia en la generación eléctrica con lo que irá mejorando, gradualmente, la situación de este servicio en todo el país.
Díaz-Canel comentó que en este contexto, se han producido condiciones que favorecen la inflación con la existencia de una demanda muy superior a la oferta, lo que constituye la principal prioridad en el trabajo del gobierno. Una de las soluciones a este problema, precisó, es el crecimiento de la oferta a partir de una mayor participación de los productores nacionales en nuestro mercado interno.
Gracias al control que se ha alcanzado de forma sostenida de la COVID-19, se ha iniciado un proceso gradual de la actividad económica y social, a lo cual deberán contribuir las medidas aprobadas para dotar de mayor autonomía a la empresa estatal socialista y el perfeccionamiento y diversificación de los actores económicos.
El Plan de la economía y el Presupuesto del Estado para el 2022 estarán orientados a proyectar la recuperación de los niveles de actividad fundamentales alcanzando una mayor autonomía en la gestión administrativas en los territorios, priorizar las medidas compensatorias para la atención a los más vulnerables y consolidar la implantación de la Tarea Ordenamiento entre otras actividades.
Sobre otro punto, el mandatario refirió que «no importa cuanto destruyan, cuanto dañen, por muy inverosímil e inmoral que parezca ese es diseño del imperialismo contra Cuba. Ya no valen las tapaderas y los engaños sobre una supuesta revisión de la política del actual gobierno que repudió durante la campaña electoral que lo llevó al poder, ni los pretextos fraudulentos sobre la supuesta intención de favorecer al pueblo cubano y negar beneficios al Gobierno. Las evidencias están ante los ojos de todos para comprobar que los objetivos han sido, desde el comienzo provocar escasez económica, castigar al pueblo, perjudicar su nivel de vida, restringir sus ingresos».
En otro momento de su intervención, el Presidente de la República denunció que funcionarios diplomáticos estadounidenses se reúnen frecuentemente con los cabecillas contrarrevolucionarios, les brindan orientación, estímulo, apoyo logístico y de manera directa o indirecta, financian sus actividades.
«En sus plataformas comunicativas, incluyendo las redes digitales, emiten a diario pronunciamientos ofensivos que constituyen entrometimientos abiertos a los asuntos internos de nuestro país.
«Es justo preguntar cuál sería el comportamiento del gobierno de Estados Unidos ante cualquier embajada acreditada en Washington, que se dedicara a instigar, orientar, motivar y financiar a cualquiera de los grupos extremistas y las actividades ilegales que atentan contra la vida y el orden público de ese país».
Sería bueno conocer, señaló, cómo el Gobierno de ese país respondería a una embajada que públicamente se dedicara a promover la desobediencia civil, manifestaciones políticas y marchas masivas en contra de la legalidad establecida.
Con las recientes provocaciones, queda claro que está en curso contra nuestra nación una operación concertada desde Washington, dirigida a generar la imagen de que Cuba es un estado fallido y que ocurren atropellos a la ciudadanía, alertó.
Incluye, además, el propósito de lograr que otro países se unan a las medidas de agresión económica y que desde los propios Estados Unidos se tomen medidas de mayor envergadura, agregó.
«La verdad siempre se impone por muy poderosas que sean las herramientas que hoy existen para ocultarla o distorsionarla. La mentira podrá propagarse como se disemina el virus de la COVID y tendrá el poder de confundir y contagiar a muchos, pero no podrá doblegar la voluntad tantas veces probadas de este heroico pueblo».
En contra de los planes del imperialismo, estamos venciendo a la pandemia, como hemos vencido y venceremos los planes del enemigo, aseveró.
«El bloqueo es y seguirá siendo un obstáculo fundamental para las estrategias y potencialidades de crecimiento económico, pero no es un impedimento insuperable. Seguiremos luchando contra este, incansablemente, con el respaldo de la comunidad internacional.
«Nuestro desarrollo y el bienestar del pueblo tendrán que depender del esfuerzo que hagamos y de la inteligencia que aunemos, conscientes de que la cruel guerra de Estados Unidos persistirá, mientras persista en ese país el anhelo de adueñarse del destino de Cuba».
El bloqueo, afirmó, no es solo un castigo a la resistencia, es el método cotidiano de impedir que el socialismo se asocie al crecimiento, al progreso y a la prosperidad.
«No, el socialismo no es el responsable de nuestros problemas; el socialismo es la única explicación que hayamos sobrevivido a ese cerco feroz y genocida, sin renunciar a desarrollarnos».
Resaltó además, que solo de nosotros depende la respuesta digna a ese inmerecido castigo. La Revolución está y estará permanentemente desafiada a hacer excepcional por la capacidad de su pueblo de resistir y crear.
«Gracias a nuestro sistema, a la integración de todas las fuerzas en pos de un mismo objetivo, es decir, a la unidad en torno al Partido, Cuba tuvo respuestas inmediatas para enfrentar la pandemia».
La estrategia económica y social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial generada por la pandemia, fue la primera respuesta, significó el Jefe de Estado, quien agregó que se trató una estrategia que ajustó las proyecciones del país al nuevo escenario, sin renunciar al programa de desarrollo hasta el 2030.
Comentó, por otra parte, que impulsando el desarrollo de un sistema de gestión de gobierno, basado en ciencia e innovación, hemos creado el Consejo Nacional de Innovación y Asesoría Especializada, que impactará en la toma de decisiones y solución de problemas más apremiantes.
Se han aprobado más de 60 medidas para el estímulo de la producción y comercialización de alimentos y otras que buscan elevar la eficiencia de la empresa estatal socialista, estimular a los nuevos actores económicos, destrabar procesos y encadenar producciones, todo para lograr un fuerte impacto de un conjunto de acciones que complementan la estrategia económica y social, expresó Díaz-Canel.
En relación al ejercicio legislativo, destacó que en este período de sesiones se aprobaron cuatro importantes leyes que marcan una trascendente reforma en el orden judicial y procesal en el país.
Estas normas, dijo, desarrollan contenidos de la Constitución y refuerzan las garantías y derechos de los ciudadanos. Han sido fruto de un amplio y participativo proceso de creación normativa, al que han contribuido directivos y especialistas de tribunales, la Fiscalía, los bufetes colectivos y profesores universitarios, además de contarse con la participación ciudadana.
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