Revisaba archivos, viejas publicaciones y encontré relatos sobre valiosos compañeros de la radio en Morón, que, sin proponérme ser historiador, traté de hacer público sus momentos en la radio local, resaltar sus cualidades, su manera de entrar en el medio y su increible aporte durante su tránsito por ese colectivo.
Así encontré historias de locutores, operadores de sonido, directores de programas y de otras muchas profesiones que muchas veces son personas anónimas en el medio radial, aunque decisivos en el proceso de las transmisiones.
Sin embargo, no encontré entre tantas publicaciones la de una persona que, cuando se hable de la CMIX Radio Morón, no se puede dejar de mencionar. No es otro, sin duda, que Santiago Arias Martínez.
Lo conocí en la noche del cuatro de Agosto de 1969, cuando, procedente de Camagüey, maletín en mano, llegaba a esa emisora con el boleto de formar parte de ese colectivo radial. Nunca antes había estado en los minúsculos estudios de Callejas número 72 altos. Al penetrar en el local y caminar por un largo pasillo, llegué al departamento de audio. Algo retraido, sin saber si se podía hablar o no, por temor a que algo ajeno fuera captado por el micrófono, me limité a decir "buenas noches".
Un hombre elegantemente vestido manipulaba apasionado la consola de sonidos, quien apenas levantó la vista, como señalando que me había escuchado, y continuó inmerso en aquel mundo de bellos instrumentales y poemas, entre cintas y discos. Así, situado en la puerta, permanecí, casi inmovil durante unos diez o quince minutos. Una romántica voz despedía aquel encantador espacio. Fue entonces, cuando atentamente vino hacia mí, nos fundimos en un abrazo y me dijo: "Bienvenido, hermano, a Radio Morón. Ya sabía de tu traslado para acá..."
Conocía en ese momento a Santiago Arias Martínez, aquel director que sin mirar horarios, ni fecha en el calendario, vivía pendiente de cada detalle del funcionamiento de la emisora.
Al siguente día temprano, estuve en su pequeña oficina y sostuvimos un ameno intercambio que comenzó con estas palabras: "eres el trabajador número doce de nuestra plantilla radial". ¿Tan pocos trabajadores aquí? le respondí, y con los dedos de la mano me mencionó los nombres y dos apellidos de cada uno.
Empecé a formar parte de una familia radial donde primaba la unidad y la profesionalidad, bajo la dirección de un compañero multifacético, pues, conocedor del medio, tenía la magia de fundir lo administrativo, con cualquier posición de la técnica radial.
Luego supe de su historial como combatiente de la lucha revolucionaria, de su quehacer en las filas del Movimiento Estudiantil 13 de Marzo, de su posición militante del Partido Comunista de Cuba, y por supuesto, conocí su concepto de amistad.
Conocía también a un padre ejemplar, y a un hermano que, sabe acortar distancias y saltar hasta grandes inconvenientes, para recordar a los integrantes de aquella "guerrilla", como aún le llama al colectivo que dirigió durante muchos años, porque fue, el segundo director que tuvo Radio Morón, luego del triunfo revolucionario.
Han pasado los años, y ahora, aquel amigo sincero, desde la capital del país, sigue pendiente de cada detalle de su Morón querido, de la radio local, y como siempre, de su "guerrilla radial".
1 comentario:
Saludos par el amigo Santiago
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