Por Celia Molina Sánchez (Tomado de Invasor)
Así lo evidencian la casa de cultura Haydée Santamaría Cuadrado, el local para la Banda Municipal de Conciertos, y los cine-teatros Apolo y San Carlos que, desde hace años, no han podido cumplir sus funciones con la calidad requerida.
Desde antes de 2012, los moronenses han visto cómo su Casa de Cultura ha pasado por varias etapas constructivas, sin visibilizar, en ningún punto, un contundente progreso. El segundo piso del inmueble, que vendría siendo una sala-teatro, se encuentra en estado deplorable.Según comenta Héctor Luis Hernández Hernández, director de Cultura en este territorio, la inversión a la que se someterá, próximamente, responde a un planteamiento incluido en el Plan de la Economía del actual año, a raíz de lo cual se depositará un presupuesto de 196 000.00 pesos para la culminación de la obra.
Elementos como los muebles, los ventanales y el tabloncillo se encuentran localizados en espera de hacer efectiva la compra, sin embargo, lo más preocupante sería la techumbre del espacio, a la que todavía no se le ha encontrado una solución. Con todos estos planes constructivos, y con someros adelantos, se impone la promesa de que el 31 de diciembre venidero reabra sus puertas totalmente restaurada.
Se decidió, también, calcular la reparación del local de la Banda de Conciertos y, para la etapa final de construcción, se inyectará 17 000.00 pesos, que, al igual que en el caso de la Casa de Cultura, serán tomados del uno por ciento de la contribución territorial para el desarrollo local.
Lo iniciado hace alrededor de cinco años por un plan de reparación y mantenimiento fue cambiado, sobre la marcha, por una inversión total, y el dinero, el tiempo y los recursos utilizados sucumbieron ante la acertada, pero muy atrasada decisión, que, sin lugar a dudas, debió ser la primera opción.
Ahora solo resta esperar que los “detalles que faltan” sean solucionados en el menor tiempo posible, para poder disfrutar, con creces, del espacio de concierto, tan necesario para la apreciación de la obra de la Banda, que suma ya 102 años de trabajo.
En peores condiciones se encuentran los cine-teatros Apolo y San Carlos, que, desde el paso del huracán Irma, están desmantelados. Durante todo este tiempo, no se ha apreciado esfuerzo alguno por recuperar las edificaciones, y se aguarda por la nueva promesa de que el día 19 venidero llegará al municipio una brigada especial para su restauración.
Un estado de tristeza suscitan las imágenes de estas instituciones, que han tardado tantos años en recuperar su gloria. Espacios descuidados y, por tanto, desaprovechados, que, en óptimas condiciones, apoyarían, en gran medida, el desarrollo artístico y cultural del municipio. Este año pudiera ser decisivo en el avance o la terminación de los proyectos asociados a la reparación de estos locales. Queda solo la expectativa: ¿se tendrán más planes quebrantados, o promesas alcanzadas?
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