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lunes, 21 de mayo de 2018
Los Cinco Picos de Fabio Manuel
La vida entera de Fabio Manuel González ha sido de mucho trabajo, de
sacrificios y riesgos, aunque se considera un hombre de suerte, y por qué
no, "un hombre de éxitos", como se autocalifica.
Basta encontrarse con Fabio en cualquier calle de la ciudad de Morón, o
sentado en el parque de los jubilados, para fácilmente entablar una
conversación sustentada en sus quehaceres, sus vivencias, con interesantes
anécdotas incluidas.
Una de estas tardes lluviosas en la ciudad, me invitó a un café y no perdió un
minuto en desenfundar su manojo de historietas, salpicadas con buena pizca
de humor del bueno.
"Fíjese cómo ha sido mi vida que cuando apenas tenía 14 años me hicieron
miembro de la Asociación de Jóvenes Rebeldes y el estreno en esa
organización fue escalar nada menos que cinco veces el Pico Turquino",
relataba en una pura carcajada.
Fabio Manuel ya tiene 73 años ("lo voy a cumplir el próximo 23 de junio, me
dijo") y no ha perdido ni un ápice de memoria. Relata cuando fue alumno de
una escuela militar de artillería, donde se especializó en una pieza de 37
milímetros y "un día en Puente Grande en un lugar conocido como la loma
del Tejar Matos, perdí la punta de este dedo".
Pero ni el tiempo que fue militar, ni las veces que subió los Cinco Picos, ni
tampoco los años que laboró como liniero en el Centro de Comunicaciones,
fueron para él de tantos riesgos como cuando trabajó en la Empresa
Eléctrica.
¿Qué hacías allí,? le pregunté: " Allí era Operador de la Brigada de Líneas
en caliente, figúrate, nada menos que trabajar con la de 110 mil volts."
De anécdota en anécdotas ya me sentía formando parte de aquellas
contingencias, recorrí junto a él los centros de acopio de toda la provincia de
Ciego de Ávila y los conecté al Sistema Electroenergético Nacional, tarea
nada fácil. Por suerte este periodista salió sano y salvo, pero Fabio Manuel
se detuvo para decirme, casi en un zuzurro, que en más de una ocasión por
inducción de la tierra recibía buenos impactos de la alta tensión.
"Me adapté a todo eso, pero mi éxito estaba en una sola cosa" describe
con pasión: "el amor por el trabajo, periodista, el amor por todo lo que hacía".
Pero le voy a decir la verdad, ya me jubilé hace algunos años y todavía
sueño con el telescopio que usaba para detectar desde la lejanía las
interrupciones del sistema. "Es una lástima no contar con menos edad, para
volver a trabajar entre tantos peligros, porque a decir verdad "a mi nunca me
han gustado las cosas fáciles, soy hijo del sacrificio".
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